Producción industrial mundial en %
Reservas de oro monetario en miles de millones de dólares
Producción industrial
Índices económicos en EE.UU.
La campaña de cumplimiento para hacer pagar a
Alemania las indemnizaciones de guerra nos parece uno de los más graves actos
de locura política de que nuestros hombres de Estado jamás hayan sido
responsables […]. El examen científico de las capacidades de pago de Alemania
se dejó de lado desde el principio […]. La posición financiera de Francia y de
Italia era tan mala que resultaba imposible hacer entrar en razón a estos
países en la cuestión de las indemnizaciones de Alemania, a menos que se les
mostrase al mismo tiempo algún otro medio para superar sus dificultades
(financieras). En nuestra opinión, los representantes de los Estados Unidos
cometieron un gran error al no plantear ninguna propuesta constructiva que
ofrecer a una Europa trastornada y enferma.
JOHN
MAYNARD KEYNES,
Las
consecuencias económicas de la paz, 1919
–¿Qué le parece la situación económica y financiera
de los Estados Unidos? Algunos estiman que la fachada actual, en apariencia muy
brillante, el desarrollo constante de la producción, reflejado en casi todas
las estadísticas, el ascenso continuo de las cotizaciones en Wall Street, no
podrán mantenerse mucho tiempo y que una crisis brutal estallará un día próximo.
–(Paul Reynaud). No podrá tratarse de una crisis
violenta […]. Sin embargo, estimo que una crisis apunta en los Estados Unidos.
Algunas fuentes de riqueza están agotadas, los agricultores se quejan, la
situación textil es difícil. Hay superproducción de automóviles y los stocks
se acrecientan por falta de mercados […]. Por otra parte, el alza continua
de los títulos ha desarrollado el gusto por la especulación […]. Algunos
retrocesos, como los que se han producido en estos últimos días en Wall Street
no deberán ser desdeñados […] estos son los signos precursores.
Entrevista del diario Temps al diputado
francés Paul Reynaud,
15 de octubre de 1929
Hasta la invasión del Ruhr, la política
inflacionista había sido presidida por el miedo al desempleo. Ahora se había
producido un paro masivo, y aunque el renacimiento del espíritu nacional había
atenuado en gran parte la virulencia de sus peores efectos secundarios, la
inflación seguía con más fuerza que nunca [...] Los pequeños delitos, los
delitos desesperados, proliferaban por todas partes [...] En la mayor parte de
Alemania comenzaron a desaparecer por las noches los canalones y las cañerías
de los tejados. La gasolina se sacaba con gomas de los depósitos de los
automóviles. El trueque se convirtió en la forma más corriente de comercio, y
los metales y el combustible empezaron a ser utilizados como moneda ordinaria y
como medio de pago. Una entrada de cine costaba un trozo de carbón. Con una
botella de petróleo se podía comprar una camisa, y con una camisa era posible
conseguir las patatas que necesitaba una familia. En 1922 Herr von der Osten
pagaba el apartamento de una amiga suya en la capital de la provincia con media
libra de mantequilla al mes, pero en el verano de 1923 ya le costaba una libra
entera. «Estábamos volviendo a la Edad Media», decía Erna von Pustau. [...]
Algunos comerciantes a los que les habían robado se encontraron con que los
ladrones se habían llevado las carteras y los maletines en los que guardaban su
dinero y habían dejado tirado en el suelo los billetes que contenían.
A. FERGUSSON, Cuando muere el dinero.
El derrumbamiento de la
República de Weimar,
1984
Para
ellos [los aliados], las deudas de guerra y las reparaciones eran obstáculos al
restablecimiento de la vida económica normal en el mundo entero. Estados
Unidos, como Reino Unido, era una nación comerciante; estaba interesada en la
reapertura de los mercados y en la restauración del poder adquisitivo de todos
los países. Pero este renacimiento era imposible mientras la corriente
ordinaria del comercio internacional estuviese trabada por la situación anormal
resultante de tan enormes pagos como los de las reparaciones y las deudas interaliadas.
La anulación era, pues, para los franceses un acto de justicia, y para los
ingleses, casi un deber de buena política [...]. Habiendo rechazado el pueblo
de los Estados Unidos la tesis francesa como desprovista de todo fundamento
moral, y la tesis británica porque imponía a América todos los gastos de esta
operación general de anulación, los deudores europeos se encontraron ante el
hecho de que América quería cobrar. Supieron también que América les notificaba
la intención de rechazar el acceso de sus mercados financieros a todas las
naciones que rehusasen consolidar sus deudas e iniciar los pagos. Pero en este
momento los préstamos americanos eran todavía el fundamento de toda
reconstrucción europea.
F.
H. SIMONDS, Histoire de l’ Europe d’après guerre, 1929
Demasiados granjeros americanos se han convertido en
hombres de negocios. De 1850 a 1920 las circunstancias excepcionales les han
falseado las condiciones económicas [...], la inmensas necesidades de Europa
durante la guerra de 1914 han proporcionado al granjero del medio Oeste la
ilusión de que le bastaba producir mucho para vender mucho y enriquecerse
deprisa. De ahí la tendencia a acrecentar el beneficio comprando máquinas
agrícolas, nuevas tierras, y si no se poseía dinero, se tomaba prestado.
A. MAUROIS, Chantiers américains, 1933
Nuestra tarea prioritaria es volver a dar trabajo al
pueblo. Esto no es un problema insoluble si lo afrontamos con prudencia. Puede
realizarse, en parte, mediante una contratación directa por el gobierno, como
en caso de guerra, pero al mismo tiempo llevando a cabo a través de esa
contratación los trabajos más necesarios para estimular y reorganizar el uso de
nuestros recursos naturales. […] Es posible trabajar en esta tarea mediante
esfuerzos precisos para elevar el precio de los productos agrícolas y, con
ello, el poder de compra que absorberá la producción de nuestras ciudades. Es
necesario esforzarse en ello poniendo término a la tragedia de la creciente
desaparición por quiebra
de nuestras pequeñas empresas y de nuestras granjas. Podemos facilitar
[el empleo] planificando y supervisando en el ámbito nacional todas las formas
de transporte y comunicaciones y de otras actividades que presenten claramente
un carácter de servicio público […].
F. D. ROOSEVELT, Discurso inaugural , 4 de
marzo de 1933
Que os sean útiles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario